El Fantasma de la Ópera. La verdadera historia.
La historia empieza realmente cuando su trayectoria profesional termina. Léela mientras me escuchas tocarla en directo.
El fantasma nació como el hijo de un maestro albañil, en una pequeña ciudad no muy lejos de Ruan (capital de Normandia, Francia) bajo el nombre de Erik. Escapó muy pronto de la casa de su padre, donde su cara deforme era objeto de horror y terror para sus progenitores.
Durante un tiempo, frecuentó las ferias, donde un dueño de un espectáculo de exposición de monstruos lo anunciaba como el cadáver humano. Viajó alrededor de Europa y Asia con los gitanos. Allí consiguió pericia acrobática y musical para convertirse en un genio alejado de la norma. También se convirtió en un experto ventrílocuo.
Finalmente, terminó como asesino de la corte e ingeniero personal del sah de Persia y construyó para él sofisticadas trampas y dispositivos de tortura (como el lazo de Punjab). Después de algún tiempo, Erik construyó para el sah un magnífico palacio el cual fue provisto de las maravillas que el fantasma desarrolló. Fue entonces cuando el sah, al notar la magnificencia de Erik y su edificio, decidió que él sería el único en poseer un palacio de esa categoría y tuvo miedo de que Erik pudiera construir otro para más personas. Así pues, decidió dar muerte a Erik. Este se las arregló para escapar y retornar a Francia.
Erik usó sus habilidades arquitectónicas y consiguió un trabajo como uno de los arquitectos que construirán la Ópera Garnier de París. Bajo el edificio, un lago artificial había sido creado durante la construcción usando ocho bombas hidráulicas, porque existían problemas ya que el nivel del agua subterránea seguía subiendo. Sin que nadie se diese cuenta, Erik construyó un laberinto de túneles y pasillos en los niveles más bajos. Más allá del lago subterráneo construyó un hogar para sí mismo, dónde podría vivir protegido del resto de la gente.
Aun siendo un brillante inventor e ingeniero, Erik también era un genio musical, y empezó a visitar la Casa de la Ópera para escuchar óperas e interferir con el supuesto mal gusto del gerente. Al no poder enseñar su cara en público, se caracterizó como un fantasma y usó la violencia para chantajear a los gerentes de la ópera y atarlos a su voluntad. Explotó las supersticiones de los empleados y su conocimiento de los pasajes secretos del edificio, lo que le permitía llegar a cualquier parte de la ópera sin que nadie se diese cuenta. Aterrorizaba a aquellos que se negaban a atender sus peticiones y hasta mató gente a modo de aviso. De cualquier manera, trataba bien a los que se comportaban de forma leal y obedecían sus órdenes (caso de Madame Giry).
La historia de la novela comienza cuando una joven muchacha corista llamada Christine Daaé se une al coro de la ópera y Erik, el fantasma, se enamora de ella.